Presentaré a continuación, el capítulo 2 de la obra "Sobre el Conductismo" de B. F. Skinner, articulo principal dentro de lo que yo considero la base de este blog, de ahí nace la "idea" de poder concentrarme en dicho mundo; posteriormente publicaré también algunos capítulos de la misma obra por la cual Skinner también da a conocer su punto de vista sobre el mundo interno.
2.- El mundo debajo de la Piel
Dentro de la piel de cada uno de nosotros está contenida una pequeña parte del universo. No hay razón para que tenga un estatus físico especial por encontrarse dentro de estas fronteras, y,
eventualmente, se podría lograr una explicación completa de ese mundo a partir de la anatomía y la fisiología. Sin embargo, en la actualidad no se dispone de buenas explicaciones, y, por tanto,
parece que lo más importante es establecer contacto con ese mundo por otros caminos. Lo sentimos y, en cierta forma, lo observamos, y parecería tonto descuidar esta forma de información sólo porque únicamente una persona pueda entrar en contacto con el propio mundo interno. Con todo, de establecer tal contacto, es necesario examinar nuestro comportamiento.
eventualmente, se podría lograr una explicación completa de ese mundo a partir de la anatomía y la fisiología. Sin embargo, en la actualidad no se dispone de buenas explicaciones, y, por tanto,
parece que lo más importante es establecer contacto con ese mundo por otros caminos. Lo sentimos y, en cierta forma, lo observamos, y parecería tonto descuidar esta forma de información sólo porque únicamente una persona pueda entrar en contacto con el propio mundo interno. Con todo, de establecer tal contacto, es necesario examinar nuestro comportamiento.
Respondemos a nuestro propio cuerpo con tres sistemas nerviosos, dos de los cuales se relacionan particularmente con rasgos internos. El sistema llamado interoceptivo transporta información de órganos como el hígado y el aparato digestivo, de las glándulas y sus conductos y de los vasos sanguíneos. Es de importancia primordial para la economía interna del organismo.
El sistema llamado propioceptivo transporta estimulación de los músculos, las articulaciones y los tendones de la estructura esquelética y de otros órganos implicados en el mantenimiento del
equilibrio y en la ejecución de movimientos. Nosotros utilizamos el verbo sentir para describir nuestro contacto con estas dos clases de estimulación. El tercer sistema nervioso, el exteroceptivo, se relaciona primordialmente con la visión, el oído, el gusto, el olfato y con la percepción de las cosas del mundo que nos rodea, pero también desempeña un papel importante en la observación de nuestro propio cuerpo.
OBSERVACIÓN Y DESCRIPCIÓN DEL MUNDO DEBAJO DE LA PIEL
Los tres sistemas nerviosos presumiblemente evolucionaron hasta su estado actual porque cumplieron importantes funciones biológicas, pero llegaron a cumplir otra función con la aparición del comportamiento verbal. Eventualmente, las personas se hacían preguntas unas a otras, cuyas respuestas exigían una clase de respuestas diferentes al cuerpo. Preguntas tales como: «¿Tienes hambre?», «¿Te duele la cabeza?», «¿Qué estás haciendo?», «¿Qué piensas hacer mañana?», «¿Qué hiciste ayer?» y «¿Por qué haces esto?» generan respuestas que son útiles en la predicción y en la preparación para lo que hará una persona, y parecen suministrar
información acerca del mundo que está más allá del alcance de otras personas.
Podríamos esperar que una persona, por estar en contacto tan íntimo con su propio cuerpo, pudiera describir sus condiciones y procesos sumamente bien, pero el carácter privado que parece conferir un privilegio especial al individuo dificulta a la comunidad el enseñarle a hacer distinciones. La comunidad puede enseñar al niño a nombrar los colores de diversas maneras. Por ejemplo, le puede presentar objetos coloreados, pedirle que responda con palabras de colores y elogiarlo o corregirlo cuando sus respuestas corresponden, o no corresponden, con los colores de los objetos. Si el niño tiene una visión normal del color, esperamos que aprenda a identificar apropiadamente los colores. Sin embargo, la comunidad no puede seguir la misma práctica al enseñarle a describir los estados de su propio cuerpo porque carece de la información que necesita para elogiarlo o corregirlo.
INFORME DE LO QUE SE SIENTE
Afortunadamente, eso no implica que no se pueda aprender a describir algunos de los estados del cuerpo, porque la comunidad verbal puede solucionar en alguna medida el problema de lo privado. Por ejemplo, puede enseñar respuestas descriptivas de condiciones internas utilizando condiciones públicas que se le asocian. Algo así sucede cuando un maestro que simplemente ve los objetos le enseña a un ciego a nombrar los objetos que el ciego siente.
El maestro puede elogiarle o corregirle porque los estímulos visuales y los táctiles se correlacionan casi perfectamente. La comunidad verbal sigue una práctica muy similar cuando enseña al niño expresiones tales como «Eso duele». Cuando el niño ha recibido un fuerte golpe o un corte, el golpe o el corte públicos se asocian de modo bastante confiable con los estímulos privados generados por ellos. La comunidad verbal utiliza la información pública, pero eventualmente el niño podrá decir «Eso duele» al responder solamente al hecho privado. Ha aprendido a describir un estímulo privado con una precisión que solamente depende del grado en que concuerdan los hechos privados y los públicos.
La práctica explica el porqué los términos que describen dolores, casi siempre describen sus causas públicas. El término «dolor» deriva de vocablos griegos y latinos que significan castigo. Un dolor agudo es el dolor producido por un objeto agudo; un dolor ligero, el producido por un objeto ligero. Los dolores pueden ser de retortijón o de punzada; un dolor de cabeza puede ser martillante; y «crucificante» se relaciona con crucifixión. Con frecuencia preguntamos acerca de los sentimientos diciendo «¿Como qué se siente?», y normalmente la respuesta se refiere a una condición pública que a menudo produce un efecto privado similar. Así, una persona que ha tenido un golpe de suerte, puede decir: «Me siento como si hubiera ganado un millón de dólares». Hay una práctica literaria común que consiste en describir los sentimientos describiendo las condiciones que probablemente desencadenan sentimientos semejantes. Keats relataba de la siguiente manera cómo se sentía cuando examinó la traducción de Homero realizada por Chapman:
Entonces me sentí como un observador del firmamento
Cuando en su panorama aparece un nuevo planeta.
Como el valiente Cortés, cuando con ojos de águila
Divisó el Pacífico.
La comunidad verbal puede también superar las restricciones impuestas por lo privado utilizando respuestas colaterales a los estímulos que una persona debe aprender a identificar o describir.
Por ejemplo, puede observar no sólo que el niño recibe un golpe doloroso, sino también que llora. Los estímulos privados que vienen a controlar la respuesta «Eso duele» tienen entonces menos
probabilidad de describirse con términos primariamente descriptivos de estímulos públicos. De igual manera, aunque la comunidad puede enseñar al niño a decir «Tengo hambre» porque sabe que hace tiempo que el niño no ha comido, tiene más probabilidad de aprovechar el comportamiento colateral: observa que el niño responde rápidamente o come vorazmente cuando se le da alimento. Entonces le dice que él tiene hambre, y el niño puede adquirir la expresión «Tengo hambre» con referencia a los estímulos privados colaterales a los cuales no tiene acceso la comunidad verbal.
Los términos referentes a los estados emocionales o motivacionales muestran a menudo cierta relación con las circunstancias externas que los generan. Por ejemplo, nos sentimos tristes en el sentido original de entristecidos, o excitados en el sentido de perturbados, pero estas expresiones apenas pueden ser algo más que metáforas. No estamos tensos en el sentido literal de que se nos oprima. Podemos haber adquirido estas palabras en circunstancias que no tienen relación con el comportamiento o los sentimientos. Casi todos los términos que describen emociones que tienen una referencia directa con las condiciones incitadoras fueron originalmente metáforas.
Aunque la comunidad verbal soluciona de esta manera el problema de los acontecimientos privados y logra enseñar a la persona a describir muchos estados de su cuerpo, esas descripciones nunca son completamente precisas. El médico permite mucha flexibilidad cuando el paciente le describe sus padecimientos. La dificultad no radica en que el paciente no reciba la estimulación de una manera perfectamente clara; es, simplemente, que nunca le han sido ofrecidas las condiciones instruccionales en las cuales pueda haber aprendido a describir adecuadamente los estímulos. Más aún —y este es un punto de la mayor importancia, sobre el cual volveré más adelante—, las funciones biológicas originales responsables de la evolución del sistema nervioso no han producido el sistema que necesita la comunidad verbal. Como resultado, es muy probable que distorsionemos los informes sobre la estimulación privada, especialmente cuando la descripción tiene otras consecuencias como, por ejemplo, cuando fingimos estar enfermos.
INFORME DEL COMPORTAMIENTO
Comportamiento actual. La pregunta «¿Qué haces?» demanda una información que bien puede ser pública, pero que, por el momento, está fuera del alcance de quien pregunta, el cual puede estar hablando por teléfono, o en la oscuridad, o al otro lado de una esquina. El vocabulario con el cual se da la respuesta se puede adquirir cuando el comportamiento es visible para todas las partes y, por consiguiente, la comunidad verbal no sufre limitaciones. Las descripciones pueden limitarse a la topografía («Estoy agitando la mano»), o pueden incluir efectos sobre el ambiente («Estoy bebiendo un vaso de agua» o «Estoy cosiendo un botón a mi camisa»). Los estímulos propioceptivos predominan cuando la persona describe su propio comportamiento en la oscuridad, pero están estrechamente relacionados con los estímulos públicos utilizados en la instrucción dada por la comunidad verbal. Esta clase de preguntas se hace porque sus respuestas son importantes para la comunidad, pero, como veremos más adelante, también resultan importantes para quien habla y de maneras que posiblemente mantengan su precisión.
Comportamiento probable. «¿Qué te inclinas a hacer?» es una pregunta metafórica cuya respuesta metafórica podría ser «Me inclino a ir». Tender a hacer algo también es una metáfora que sugiere que uno se ve impelido o estirado. Probablemente las respuestas dependan de la estimulación generada por las condiciones asociadas con una alta probabilidad de acción. Cuando
sucede algo jocoso en una situación solemne, podemos decir «Me sentí a punto de echarme a reír», o «Me entraron ganas de reír», o «Casi no podía contener la risa». La estimulación así descrita posiblemente acompañó a las ocasiones anteriores en las cuales ocurrió la risa y se adquirió un vocabulario conveniente.
Comportamiento perceptivo. Se puede preguntar a una persona «¿Ves eso?», o «¿Estás viendo eso?», y se puede verificar la respuesta preguntando el nombre o la descripción de lo que se ve.
Comportamiento pasado. En preguntas tales como «¿Qué hiciste ayer?» o «¿A quién viste?», se puede utilizar un vocabulario adquirido en relación con el comportamiento actual. La persona
simplemente habla desde un punto privilegiado: necesariamente estuvo ahí. Tales preguntas escasamente se diferencian de, por ejemplo, «¿Qué pasó ayer?». (Resulta de alguna importancia el que sea más fácil describir el comportamiento de ayer si también ayer se describió. Se ha dicho, por ejemplo, que no recordamos lo que aconteció en la infancia porque no fuimos capaces de describirlo entonces [en una época, «infante» significó «incapaz de hablar»], pero no describimos constantemente el comportamiento que estamos ejecutando aunque normalmente podemos describirlo más tarde. Sin embargo, el olvido rápido de los sueños y de los pensamientos pasajeros que no se han «anotado», claramente indica que el relato simultáneo es la mejor manera de asegurar que en fecha posterior se pueda describir el comportamiento.)
Comportamiento encubierto. Una pregunta mucho más difícil es «¿Qué estás pensando?», en la cual «pensando» se refiere al comportamiento ejecutado a una escala tan pequeña que no es
visible para los demás. (En el capítulo 7 se discuten otros empleos de la palabra «pensar».) Cuando describimos el comportamiento encubierto, podemos estar describiendo el comportamiento público en miniatura; pero es más probable que estemos describiendo condiciones privadas asociadas con el comportamiento público, aunque no necesariamente generadas por él. El comportamiento verbal fácilmente puede convertirse en encubierto porque no requiere de ayuda ambiental. La expresión «Yo me dije...» se utiliza como equivalente de «Yo pensé...», pero no decimos «Yo me nadé», El comportamiento perceptivo encubierto es particularmente intrigante. Imaginar o fantasear, como maneras de «ver» algo en ausencia de la cosa vista, posiblemente tienen relación con hacer lo que se hace cuando está presente la cosa vista. En el capítulo 5 volveré sobre este punto.
La comunidad verbal puede recurrir a la ampliación instrumental, como en la actitud muscular, y así, en cierto sentido, convierte en público el comportamiento encubierto, y propicia un retorno al nivel manifiesto como cuando se pide a una persona que «Piense en voz alta», pero no puede mantener la precisión del comportamiento encubierto. Sin embargo, no existe el problema del
origen del vocabulario. Las palabras utilizadas para describir el comportamiento encubierto son las palabras que uno adquiere cuando se comporta públicamente.
Comportamiento futuro. Otra pregunta difícil es «¿Qué vas a hacer?». Desde luego, la respuesta no es una descripción del comportamiento futuro en sí mismo. Puede ser un informe de un fuerte comportamiento encubierto que probablemente se ha de emitir públicamente cuando se presente la ocasión («Cuando le vea, le recordaré que me debe diez dólares»). Puede ser una descripción de comportamiento basada en las condiciones actuales con las cuales frecuentemente se asocia el comportamiento («Cuando las cosas se presentan así, generalmente me rindo», o «Tengo hambre y voy a conseguir algo de comer»). Puede ser un informe de una fuerte probabilidad de comportarse de una manera dada.
Las proposiciones acerca del comportamiento futuro frecuentemente implican la palabra «sentir». Quizá la proposición «Siento ganas de jugar a las cartas» puede traducirse por «Me siento como con frecuencia me siento cuando he empezado a jugar a las cartas». «¿Qué quieres hacer?» puede referirse al futuro en el sentido de preguntar sobre la probabilidad de un comportamiento. La actitud («¿Realmente quieres hacer lo que estás haciendo?», o «¿Realmente quieres ir de vacaciones a la playa?») puede formar parte de la metáfora de inclinación o tendencia.
En general, la comunidad verbal puede verificar la precisión de las afirmaciones referentes a las inclinaciones y tendencias, por lo menos de una manera estadística, viendo lo que acontece, y así se asegura hasta cierto punto la precisión del control mantenido por los estímulos privados. Veremos que el comportamiento autodescriptivo sirve también al mismo individuo, y que, cuando así sucede, tiende a ser preciso.
Traducciones múltiples. Las condiciones pertinentes al comportamiento se informan de acuerdo con las circunstancias en las cuales se han adquirido, y esto significa que una expresión se puede traducir de muchas maneras. Considérese el informe «Tengo, tuve o tendré hambre». «Tengo hambre» puede ser equivalente a «Tengo punzadas de hambre», y si la comunicación verbal tuviera alguna manera de observar las contracciones estomacales asociadas con las punzadas, podría identificar la sola respuesta a estos estímulos. También puede ser equivalente a «Estoy comiendo ávidamente». La persona que observa que está comiendo con voracidad puede decir «Realmente tengo hambre» o, en forma retrospectiva, «Tenía más hambre de lo que creía», descartando como poco fiables otras evidencias. «Tengo hambre» puede equivaler también a «Desde hace bastante tiempo no he comido nada», aunque tal expresión posiblemente se utilice más en la descripción del comportamiento futuro. «Si pierdo mi cena, tendré hambre». «Tengo hambre» también puede ser equivalente a decir:
«Así me he sentido antes «cuando he dejado de comer». Puede equivaler a «Encubiertamente estoy emitiendo un comportamiento similar al comportamiento implicado en obtener y consumir
alimento», o «Estoy fantaseando con comer», o «Pienso en cosas que me gusta comer», o «Me estoy devorando». Decir «Tengo hambre» puede ser informar sobre algunas o todas estas condiciones.
IDENTIFICACIÓN DE LAS CAUSAS DEL COMPORTAMIENTO PROPIO
La expresión «¿Qué estás haciendo?» frecuentemente es una solicitud de mayor información. Esta pregunta se podría hacer a alguien que está escudriñando en una caja con objetos pequeños, y una respuesta característica podría ser «Estoy buscando mi navaja vieja». La palabra «escudriñando» describe una clase particular de comportamiento; además de una topografía particular, implica una razón. La persona que escudriña está buscando algo, y cuando lo encuentre cesará de escudriñar. Una pregunta diferente es «¿Qué estás buscando?», cuya aparición pondrá fin al comportamiento.
Otra pregunta, «¿Por qué buscas tu navaja?», puede llevar a la respuesta «Porque la necesito», lo cual usualmente significa más «Porque carezco de ella».
Una pregunta más directa acerca de las causas es «¿Por qué haces eso?», y la respuesta usualmente es una descripción de sentimientos: «Porque quiero hacerlo». Con frecuencia, esta
respuesta es aceptable, pero si la comunidad verbal insiste en algo más, puede preguntar «¿Por qué quieres hacerlo?», y entonces la respuesta será o bien una referencia a otros sentimientos, o (en última instancia) a las circunstancias externas. Así, en respuesta a «¿Por qué mueves tu silla?», la persona puede decir «La luz era mala», o «Para tener más luz sobre el libro».
No siempre se responde correctamente a preguntas de esta clase, pues a menudo no sabemos por qué nos comportamos como lo hacemos. Pese a la aparente intimidad del mundo debajo de la
piel, y pese a la ventaja de que disfruta la persona como observador de su propia historia personal, otra persona puede saber más sobre por qué se comporta como lo hace. El psicoterapeuta que trata de aportar comprensión a su paciente, presumiblemente está enfatizando relaciones causales de las cuales su paciente aún no se ha percatado.
Cuando no sabemos por qué nos comportamos, posiblemente inventemos causas: «Yo lo hice, luego debo haber pensado que sería útil hacerlo». Es posible que muchos mitos sean poco más que causas inventadas del comportamiento supersticioso que careciera de causa aparente, lo cual se discutirá en el capítulo 8. Las explicaciones del comportamiento varían con las clases de respuestas aceptadas por la comunidad verbal. Si basta con un simple «Quiero hacerlo», no aparecerá nada más. Freud ejerció gran influencia cuando cambió las clases de respuestas que
ordinariamente se dan a «¿Por qué estás haciendo eso?». Puso énfasis en los sentimientos, pero dio lugar a referencias de la historia personal. El análisis experimental del comportamiento va
directamente a las causas antecedentes del ambiente.
AUTO-CONOCIMIENTO
He destacado la diferencia entre los sentimientos y el informe de lo que se siente. Podemos suponer que el sentimiento es simplemente responder a estímulos, pero el informe es el producto de las contingencias ambientales especiales dispuestas por la comunidad. Existe una diferencia similar entre comportarse e informar que se está comportando o informar acerca de las causas del propio comportamiento. Cuando dispone las condiciones bajo las cuales la persona describe el mundo público o privado en el cual vive, la comunidad origina esa forma tan especial de comportamiento denominada conocimiento. Una cosa es responder a un estómago vacío obteniendo e ingiriendo alimento; otra cosa es saber que se tiene hambre. Una cosa es marchar sobre terreno escabroso; otra, saber que se está haciendo eso.
El auto-conocimiento es de origen social. Sólo cuando el mundo privado de una persona se torna importante para otras personas, se hace importante para ella. Entonces queda bajo el control del
comportamiento denominado conocer. Pero el auto-conocimiento tiene un valor especial para el individuo. La persona que se ha hecho «consciente de sí misma» por las preguntas que se le han
formulado está en mejor situación para predecir y controlar su propio comportamiento.
Un análisis conductista no pregunta por la utilidad práctica de los informes del mundo interno que se siente y se observa introspectivamente. Son pautas: 1) para el comportamiento pasado y
para las condiciones que lo afectaron; 2) para el comportamiento actual y las condiciones que lo afectan; y 3) para las condiciones relacionadas con el comportamiento futuro. Sin embargo, el mundo privado debajo de la piel no se observa o se conoce claramente. He mencionado dos razones sobre las cuales tendré muchas ocasiones de volver: al enseñar el auto-conocimiento, 1) la comunidad debe tratar con sistemas nerviosos bastante primitivos y 2) no puede solucionar completamente el problema de los acontecimientos privados. Hay un viejo principio de que nada es diferente mientras no marque una diferencia; con relación a los acontecimientos del mundo bajo la piel, la comunidad verbal no ha podido hacer las cosas suficientemente diferentes. Como resultado, hay sitio para la especulación, la cual durante siglos ha demostrado la heterogeneidad más extraordinaria.
Se ha dicho que Platón descubrió la mente, pero yo precisaría más diciendo que inventó una versión de ella. Mucho antes que él, los griegos habían construido un complicado sistema explicativo, extraña mezcla de filosofía y metafísica. No tardó en hacer su aparición un mentalismo puro que ha dominado el pensamiento occidental durante más de dos mil años. Casi todas las versiones afirman que la mente es un espacio de naturaleza no física en el cual los hechos obedecen a leyes que no son físicas. La «conciencia», de la cual se dice que la persona se percata, se ha vuelto tan indispensable en el pensamiento occidental que «cualquiera sabe lo que significa ser consciente», y al conductista que formula la pregunta se le llama ingenuo, como si estuviera rechazando la evidencia de sus sentidos.
Incluso quienes insisten en la realidad de la vida mental aceptarán que desde los días de Platón poco o nada se ha progresado. Las teorías mentalistas están sujetas a los cambios de la moda, como sucede con la historia del vestuario y de la arquitectura; sólo hay que esperar el tiempo necesario para ver cómo un punto de vista antiguo vuelve a estar de moda. Hemos tenido renovadores en Aristóteles, y se dice que ahora estamos volviendo a Platón. La psicología moderna puede proclamar que está más allá de Platón cuando controla los ambientes de los cuales se dice que las personas son conscientes, pero no ha mejorado mucho su acceso a la conciencia misma, porque no ha podido mejorar las contingencias verbales bajo las cuales se describen y conocen los sentimientos y estados de la mente. Basta con estudiar media docena de teorías mentalistas actuales para ver cuánta variedad es todavía posible.
Por su parte, el conductismo sí ha avanzado. Aprovechando los adelantos recientes del análisis experimental del comportamiento, ha mirado más de cerca las condiciones en las cuales las personas responden al mundo bajo su piel y puede ahora analizar uno por uno los términos claves del arsenal mentalista. Lo que sigue se presenta como ejemplo de esto.
Concluido el Capitulo 2 de la Obra "Sobre el Conductismo" de B. F. Skinner, enfatizaré lo dicho por el mismo Skinner en el último párrafo, existen adelantos muy alentadores sobre Análisis y Sintesis Experimental del Comportamiento, y existen explicaciones, sobre lo que hoy en día muchos Psicólogos denominamos Trastornos Mentales, o como se conoce cierta Guía de Diagnóstico, Trastornos Mentales y del Comportamiento (redundante para mi gusto clínico). Hasta una proxima entrada.